Hace varios años probé distintos estilos de trabajo y encontré que una de mis habilidades más fuertes era optimizar al máximo mi tiempo.
Vea también: wp.me/p6HjO-2Z4
Hacía todo por aprovechar mis preciados instantes al máximo. Por ejemplo, si una página web que necesitaba tardaba más de un segundo en cargarse, «optimizaba» mi tiempo poniéndome a ser otra cosa para no desperdiciar ni cinco o 10 segundos. Unos 30 segundos volvía a la página web para ver si la página que necesitaba ya se había cargado.
Vaya, mi segundo nombre era “Eficiencia”.
He trabajado muchas horas en mi vida. A menudo llegaba a la oficina antes de las 8 a.m., y aunque me iba a las 6 p.m., trabajaba desde mi laptop en casa casi todas las noches. Parecía que siempre tenía tareas pendientes.
Sin embargo, durante ese mismo período de tiempo a menudo me acostaba pensando: “¿Qué logré hoy realmente?” Descubrí que muchos días que se habían sentido como un huracán de tareas realmente mostraban una falta de progreso significativo en proyectos que verdaderamente importantes.
Sabía que algo tenía que cambiar.
David Meyer, un profesor de psicología de la Universidad de Michigan, argumenta que ser multitarea (multitasking, en inglés) en realidad nos hace menos productivos, no más. Para empezar, el término multitarea es engañoso, implica que estamos haciendo dos tareas en paralelo al mismo tiempo. No obstante, la realidad es que nuestro cerebro no puede prestar atención consciente a dos cosas a la vez. Intenta imaginar un elefante rosa y al mismo tiempo sumar 16 + 32. Es imposible.
Un nombre más preciso para el multitasking es “cambio de tareas”. Meyer describe que dos cosas tienen que suceder cada vez que cambias tareas. Primero, la «activación del objetivo». Es decir, tu cerebro se dice a sí mismo: «Voy a dejar de enfocarme en esta tarea y centrarme en esta otra». La segunda cosa que sucede es la «activación de reglas». Aquí tu cerebro “cierra el acceso” a las habilidades necesarias para la tarea que estás completando actualmente y abre las útiles para la tarea a la que estás a punto de iniciar. Es decir, si dejas de imaginar el elefante rosa para empezar a sumar, el cerebro cambia de herramientas activas.
En una investigación realizada sobre el cambio de tareas, profesores de la Universidad de Michigan y de la Administración Federal de Aviación descubrieron otra razón muy poderosa para no ser multitasking. Encontraron que el simple hecho de cambiar tareas constantemente nos quita hasta 40% del tiempo. Dicho de otra manera, al cerebro le toma tiempo hacer el cambio de una tarea a otra.
Lea también: wp.me/p6HjOv-2HK
Para extrapolar esto a tu día de trabajo típico, si te encanta ser multitasking estás extendiendo innecesariamente tu jornada laboral. Si trabajas ocho horas al día, la conclusión es que si comienzas a concentrarte en una sola tarea a la vez, puedes dejar la oficina alrededor de las 2.30 p.m. en lugar de a las 5 p.m., logrando exactamente el mismo nivel de productividad.
Entonces, para resumir, si deseas recortar tres horas de tu jornada laboral típica, lo único que tienes que hacer es concentrarte en una cosa a la vez.
FUENTE: Entrepreneur/Amantha Imber