Crisis del agua da paso a los agüeros en Maracaibo. El servicio de agua por tubería en Maracaibo tiende a empeorar por los constantes retrasos en el suministro y la mala calidad.
Según el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), es una de las tres ciudades de Venezuela con peor percepción sobre la calidad del agua desde enero de 2021.
De acuerdo con una nota de Crónica.Uno, en marzo pasado, una comisión especial del Consejo Legislativo del Estado Zulia (Clez), se reunió con el presidente de Hidrolago, Freddy Rodríguez; y trataron temas como la situación de los embalses, red de tuberías y plantas potabilizadoras.
Rodríguez dijo que estaría trabajando de la mano con varios alcaldes para darle «resultados positivos a las comunidades”. Sin embargo, las irregularidades en el suministro continúan en la región; por lo que se estima que 79,5% de los marabinos, según el informe del OVSP, valora negativamente el servicio.
Malabares por una gota de agua
Tener agua en casa se ha convertido en un lujo para los marabinos. El servicio tarda en promedio 20 días en llegar y el bombeo dura entre dos y cuatro horas. Esto sin contar que hay más de 50 barrios del oeste de la ciudad con más de 10 años sin recibir ni una gota por la falta de mantenimiento de la red.
Los camiones cisternas recorren la ciudad desde muy temprano con sus estruendosas cornetas. Pero es un servicio difícil de pagar para las zonas empobrecidas, ya que los costos se han elevado a $2 por pipa (tambor) y entre $40 o $50 la carga completa; aun cuando el despacho en las plantas potabilizadoras es gratuito.
Por tal motivo, en el oeste de Maracaibo, donde está el mayor número de barrios marginados, surgió una nueva opción de supervivencia. Los agüeros, hombres que trasladan agua a domicilio en carretas por menor costo.
Ineficiencia de gobernantes da trabajo a los pobres
Tal como ocurre en toda Venezuela, Maracaibo no es la excepción. Cada servicio público que falla tiene su remplazo.
Hay burreros que sacan la basura por un producto o un dólar; extrabajadores de Corpoelec que conectan la electricidad cuando hay fallas y la estatal no responde, cobrando un dólar por familia; y ahora por la escasez de agua aparecieron los agüeros.
“Mi trabajo es cargar agua, si no hay en la plaza no tengo vida porque con eso me mantengo”; soltó a Crónica.Uno Douglas Flores de 52 años, un hombre discapacitado que se dedica a vender agua a domicilio.
Hasta 2011, Douglas se desempeñaba como albañil; pero tras caer del octavo piso de un edificio en construcción al norte de Maracaibo y después que la contratista le negara indemnización, quedó discapacitado y sin trabajo.
Con 10 operaciones en sus piernas, logró conseguir trabajo como chofer en una ferretería. Sin embargo, al llegar la pandemia el establecimiento cerró y él quedó nuevamente desempleado.
Buscando qué hacer
Al respecto, relata que “hace tres años comencé con esto, buscando qué hacer porque la situación estaba critica. Así que negocié el armazón de una carrula y poco a poco la fui armando. Me puse a trabajar con agua porque hay mucha escasez y esa es una oportunidad de empleo”, dijo.
A pesar del dolor y los calambres nocturnos que le produce pedalear, el hombre sale todos los días de su casa a las 7:00 de la mañana y vuelve a las 8:00 de la noche. Cobra $1 por llevar hasta la puerta de las casas una pipa de 220 litros de agua; y además da una ñapa de 40 litros más, que según él, es su estrategia para mantener clientes debido a la competencia.
“Saco el agua de una plaza, ahí hay una toma donde llega agua por gravedad. Diario hago de 15 a 20 viajes, si los días están buenos. Los malos apenas logro hacer tres domicilios”, dijo el hombre que promedia el peso total de la carrula en 360 kilos.
¿Quiénes son sus clientes?
Personas que viven en edificios, a quienes se les dificulta almacenar agua; negocios y zonas en las que la escasez de agua es perenne y las cisternas se niegan a surtir por pipa. “Al menos una vez cada 20 días deja de salir agua en la plaza por un periodo de una semana más o menos. Ahí me las veo negras”, soltó.
La ganancia promedio es de $15 al día, eso alcanza para que Douglas y su esposa Lila coman dos veces, por dos días. El menú es arroz con queso, arepa, y de vez en cuando recortes de pollo.
Después de ser un hombre robusto, Douglas pesa hoy 50 kilos. Aunque aclara que nunca desayuna para alargar el tiempo hasta el almuerzo y las porciones. “Quisiera poder comer suficiente”, contó.
Cuando no hay agua se dedica a lo que salga: arregla electrodomésticos, bota basura o hace arreglos en el hogar; trabajos que generalmente le pagan con alimentos. “Yo le meto a todo. En la noche cuando estoy en reposo que me dan los calambres, a veces me hacen llorar. Tengo que tomar Lyrica, pero es muy cara y no la puedo comprar”, reveló.
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Crisis del agua da paso a los agüeros en Maracaibo
Foto: Cortesía
Fuente: Cronica.uno