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Demonio de Tasmania da pistas para aprender a convivir con el cáncer

Demonio de Tasmania da pistas para aprender a convivir con el cáncer. El demonio de Tasmania ha desarrollado estrategias de supervivencia que dan pistas a la humanidad para aprender a convivir con el cáncer.

Y lo ha hecho a raíz de los tumores faciales que han diezmado a dos tercios de su población desde hace tres décadas. Los tumores faciales de este marsupial (Sarcophilus harrisii), se contagian a través de las mordeduras durante las peleas, alimentación y apareamiento. De hecho es una de las pocas especies de animales propensas a padecer de cáncer transmisible.

Una vez contraído, el tumor se expande, generando así el riesgo de una metástasis, necrosis o infecciones secundarias. Además de la rotura de los huesos o de las poderosas mandíbulas de este escurridizo marsupial nocturno; explicó a EFE, Elise Ringwaldt, investigadora de la Universidad de Tasmania, en la remota localidad de Surrey Hills.

Defensa ecológica y genética

Los tumores faciales que arrasaron rápidamente con los diablos de Tasmania desde finales de la década de 1990; hicieron que la especie fuera catalogada en peligro en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza 2008.

Pero con los años algo sorprendente sucedió. Los investigadores notaron que el diablo de Tasmania- popularizado como TAZ en las series animadas de Looney Tunes-; había desarrollado estrategias ecológicas e inmunológicas contra los dos tipos de cáncer facial (DFTD y DFT2) para escabullirse de la muerte.

Una de estas estrategias es que muchas hembras -que normalmente alcanzan la madurez sexual a los dos años-; puedan reproducirse meses antes para asegurar la continuación de la especie. Así explicó a EFE Rodrigo Hamede, uno de los referentes mundiales en el estudio del cáncer de los diablos de Tasmania.

Capacidad genética

Las otras estrategias tienen que ver con la capacidad genética para atacar las células cancerígenas. Los investigadores observaron que «estos genes son más estables y se han ido seleccionando a través del proceso de selección natural de generación en generación».

Si esto fuera poco, una pequeña parte de la población de diablos desarrolla el tumor. Y en «cierto momento durante la progresión del cáncer estos tumores remiten y terminan desapareciendo», agregó.

«Esta adaptación genética» le ha permitido a este marsupial «ser un poco más tolerante» a este cáncer. Los procesos de selección natural permitieron que las cepas de los tumores «sean menos virulentas y menos invasivas», precisó Hamede, quien investiga desde hace casi dos décadas los tumores faciales de los demonios de Tasmania. EFE

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Demonio de Tasmania da pistas para aprender a convivir con el cáncer

Foto: Cortesía

Fuente: Yahoo Noticias