Las Gemínidas: la mayor lluvia de meteoros del año. Las noches de mediados de diciembre nuestro planeta atraviesa el enjambre meteórico más denso que conocemos, las Gemínidas. Sus meteoros proceden de la constelación de Géminis, a unos treinta grados al noreste de Orión.
Bajo cielos oscuros, es posible observar más de 120 meteoros a la hora. Y resulta que los próximos días 13 y 14 de diciembre se produce el máximo de esta lluvia meteórica; porque la ausencia de Luna facilita su observación.
Un origen que desconcertaba a los científicos
Según el sitio National Geographic, el origen de las Gemínidas, la mayor lluvia de meteoros del año, lleva décadas desconcertando a los expertos. Proceden de un asteroide, Faetón, que tiene cola, como los cometas. Su cola, y el extraño tono azulado del asteroide, han sido motivo de estudio desde 1983.
A lo largo del año la Tierra cruza varios enjambres de partículas producidas por cometas; objetos formados por finos agregados sólidos embebidos en hielo. Sin embargo, el objeto que mejor puede explicar las Gemínidas, por su similitud orbital, (3 200) Phaeton, es un asteroide rocoso.
¿Cómo es posible que un asteroide produzca un enjambre meteórico cuya masa mínima se estima en 1.600 millones de toneladas? Porque, para colmo, se trata del enjambre meteórico más masivo interceptado por la Tierra.
La descomposición térmica de cometas y asteroides
Los enjambres de meteoroides se explican generalmente por la masiva eyección de partículas que sucede en los cometas. Tal eyección se debe a la sublimación de los hielos que contienen cerca del perihelio, su punto más próximo al Sol.
En el caso de un asteroide no suele haber hielos, con excepción de algunos almacenados en las regiones externas del cinturón principal. Sin embargo, existen otros cuerpos en el sistema solar con materiales volátiles en su interior que permiten la eyección de partículas necesaria para que se forme un enjambre tan poblado como las Gemínidas.
A esos objetos los llamamos “asteroides transicionales”, a medio camino entre un asteroide y un cometa. Y Faetón es uno de ellos. Los meteoritos que proceden de ese tipo de asteroides se conocen como condritas carbonáceas.
Pueden contener más de 10% de masa de agua, que se encuentra formando minerales hidratados: carbonatos, óxidos y arcillas. Así, estas noches de diciembre contemplaremos una lluvia de meteoros producidas por la ablación en la atmósfera de esas condritas.
Descomposición de Faetón cuando se acerca al Sol
Un estudio publicado en Nature revela que, en sus pasos cercanos al Sol, el asteroide Faetón alcanza temperaturas muy altas. Tantas que producen la descomposición térmica de sus componentes: carbonatos, sulfuros de hierro y filosilicatos que liberan gases CO₂, S₂ y H₂O, respectivamente.
En el proceso, la superficie del asteroide se deteriora, agrietándose y fragmentándose. La presión del gas de los volátiles que quedan por debajo de la superficie acaba eyectando rocas. Estas, por su fragilidad, tienden a crear miríadas de partículas. De ese modo, y tras múltiples pasos por el perihelio, Faetón ha generado su propio enjambre de meteoroides.
Ese comportamiento como emisor de partículas se había observado en el asteroide Bennu, objetivo de la misión espacial OSIRIS REx de la NASA. En su estudio de Bennu, OSIRIS REx detectó la presencia de pequeñas rocas que ese diminuto asteroide carbonáceo; de apenas 500 metros de diámetro, desprende al descomponerse, probablemente por la acción de la temperatura en regiones ricas en volátiles.
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Las Gemínidas: la mayor lluvia de meteoros del año
Foto: Cortesía
Fuente: National Geographic